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Módulo 3: Ciudadania
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Construyendo ciudadanía y participación

La educación para la ciudadanía

La preocupación por la conformación de una ciudadanía activa, en prol de paz y la equidad ha estado desde mediados de los años 90 en las agendas internacionales, altura en que la UNESCO aprobó una Declaración y un Marco integrado de acción sobre la Educación para la Paz, los Derechos Humanos y la Democracia (1995), que sirvió de guía de actuación para muchos países de todo el mundo.

En 1997, el Consejo de Europa manifestó su preocupación por el déficit democrático que sufren o están en riesgo de sufrir nuestras sociedades. Con la voluntad de prevenirlo y afrontarlo, comenzó a desarrollar un conjunto de iniciativas, que culminaron con la aprobación de la importante Recomendación (2002) sobre Educación para la Ciudadanía Democrática, inspirada en la declaración lanzada por la UNESCO. En ella, se considera prioritaria la acción de la escuela para adquirir varias competencias como(22): resolver conflictos de forma no violenta; argumentar en defensa de los puntos de vista propios; escuchar, comprender e interpretar los argumentos de otros; reconocer y aceptar las diferencias; elegir, considerar alternativas y someterlas a un análisis ético; asumir responsabilidades compartidas; establecer relaciones constructivas con los demás; realizar un enfoque crítico de la información recibida.

Una de las iniciativas desarrolladas a partir de esta recomendación europea, fue la proclamación del año 2005 como el Año Europeo de la Ciudadanía a través de la Educación, en el que España participó activamente. El comité nacional constituido para el efecto, contó con una amplia representación de las comunidades autónomas y de distintas organizaciones educativas y sociales, y llevó a cabo diversas actividades, entre las que destaca la realización de un Seminario internacional sobre la Educación para la Ciudadanía, que permitió debatir con especialistas de distintos países las propuestas incluidas en el documento de 2004 y en los primeros borradores de la Ley Orgánica de Educación (LOE). Esta ley, promulgada en 2006, y siguiendo el ejemplo de otros países europeos, establece la Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos como una asignatura obligatoria en el currículo escolar.

Pese a la acentuada controversia que ha generado esta medida, este año (2008/2009) será el primer año de esta asignatura del currículo escolar español de la enseñanza primaria y secundaria, aunque sus formas de implementación sean diferentes para cada comunidad autonómica.

A lo largo de los tiempos han sido varias las designaciones que pretendían encuadrar la necesidad de formar a los y las ciudadanas en el respecto por la diversidad cultural, el medio ambiente, la equidad de género, la promoción del desarrollo sostenible y de la paz. Se han establecido varias conceptualizaciones con diferentes nombres: educación para la ciudadanía, educación para el desarrollo, educación en valores, educación en derechos humanos.

Aunque hay diferencias en sus conceptualizaciones teóricas, consideramos que, se pensamos la ciudadanía desde una perspectiva derechos y de participación democrática, Educación para la Ciudadanía engloba todos los otros contenidos, pues están transversalmente incluidos. No se puede pensar la ciudadanía sin pensar en un desarrollo sostenible y equitativo, pensar en ciudadanía implica pensar en una cultura de paz, en los valores y en el respeto a los Derechos Humanos. De la misma forma, la perspectiva de género también debe ser un elemento presente y transversalizado en esta disciplina, pues la convivencia y participación democrática solo serán democráticas y equitativas si en ellas participan tanto los hombres como las mujeres.

La educación para la ciudadanía dispensa también el epíteto intercultural, pues la ciudadanía sólo es posible cuando la interculturalidad atraviesa todo el sistema de reconocimiento y participación. La educación intercultural con sus principios pedagógicos, tal como la ciudadanía, aboga una cultura de la paz, promueve una forma propia y equitativa de pensar el desarrollo y promueve el reconocimiento y la participación activo de los ciudadanos y ciudadanas del mundo, pues sus objetivos últimos son el aumento de la capacidad de comunicación entre personas de diversas culturas, crear actitudes favorables a la diversidad e incrementar la interacción social entre personas de grupos culturalmente distintos, teniendo como marco de fondo el respeto y la promoción de los derechos humanos.

Por ser una voluntad explícita a escala internacional el deseo que la ciudadanía pueda ser una realidad ejercida por todos los habitantes del planeta, se considera que la Educación para la Ciudadanía es una disciplina fundamental y debe ser incluida en los currículos escolares.

Han sido algunos los movimientos que presionaran para la no obligatoriedad de esta disciplina. A la vez, también diversas organizaciones y movimientos sociales han presionado para que sea obligatoria su inclusión y han participado en el debate sobre sus contenidos. En democracia, ni siempre (nunca) los procesos son inmediatos, ni los resultados agradan a todas las partes involucradas.

Sólo el tiempo nos podrá decir que resultados se generaran con la implementación de la disciplina de Educación para la Ciudadanía en las escuelas españolas, para la construcción de ciudadanos y ciudadanas respetuosos de la diversidad cultural, social y religiosa, con prácticas de género equitativas, consumidores equilibrados y promotores de la paz y el desarrollo sostenible y equitativo.

Por ahora, nos resta confiar en los objetivos de justicia y equidad que nos mueven, confiar en lo que hacemos, hacer y aprender, aprender siempre.

22.Alejandro Tiana Ferrer, La Educación Para La Ciudadana En El Contexto Europeo, pp. 82